En noviembre, China asumió la presidencia rotativa del Consejo de Seguridad. Zhang Jun indicó que le dará prioridad a la resolución de la crisis en Palestina. Esto significa negociar con EE.UU. para aprobar una resolución de alto al fuego. Asimismo, Joe Biden y Xi Jinping se reunirán esta semana, en el marco de la Cumbre de la APEC, y se espera puedan poner este tema en la agenda.
Los límites de las acciones chinas y el posible futuro del conflicto
Los años de unipolaridad nos han acostumbrado a que un país pase por encima del resto. En un mundo multipolar, eso no es posible.
La responsabilidad principal de darle solución a esta guerra recae en los países musulmanes de Asia Occidental y del Norte de África. China solo puede ser un apoyo diplomático.
Como hemos visto, todas sus acciones en el último mes se han dado en coordinación constante con estos países. Es decir, la posición de China es la de los otros países que, no olvidemos, muchos de ellos formarán parte del BRICS+ a partir de 2024.
Estos han sido profundamente criticados por todo el mundo ante lo que se ve como una falta de acción, pero la situación es más complicada.
“Israel” no es un país, es un proyecto occidental y como tal, EE.UU. no dejará que desaparezca. Buscar erradicarlo por vía militar significa entrar en guerra directa con EE.UU., el único país que ha lanzado bombas atómicas.
Por un lado, si intervienen, la guerra escalaría. Las acciones de “Israel” y de EE.UU. parecen indicar que es el camino que esperan. En especial, quieren una “excusa” para atacar Irán. Por otro lado, si no lo hacen, miles de palestinos morirán y luego “Israel” irá por el resto de los países de la zona. Es una situación perder-perder.